Reseña Realizada Por Lester Lastiri
Película estadounidense de drama protagonizada por Colman Domingo (Divine G), Clarence Maclin (Divine Eye), entre otros, dirigida por Greg Kwedar.
John Whitfield, alías “Divine G”, es un convicto cuya sentencia por un asesinato que no cometió lo ha dejado por muchos años encerrado en la cárcel de Sing Sing, compartiendo celdas y espacios con ladrones, narcotraficantes y demás personas con antecedente nada agradables y mayormente afroamericanos. Previo a llegar aquí tuvo una formación enfocada a las artes, y para ocupar su tiempo decide implementar un proyecto llamado Taller de Teatro, convenciendo a los demás reos a tomar clases para montar obras, en su mayoría clásicos de la literatura y algunos con aportaciones que él ha escrito.
A pesar de las adversidades se ha logrado conjuntar un grupo algo numeroso, junto con algunos voluntarios, que lleva tiempo presentándose en pequeñas obras para los propios internos y algún público seleccionado, pero para Divine G siempre es importante tratar de incluir al mayor número de personas, tratando de incidir positivamente en la rehabilitación de sus compañeros de cárcel.
Decide acercarse a un dealer interno, Clarence “Divine Eye” Maclin, quien para su sorpresa ha leído a Shakespeare con naturalidad. Lo integra al taller y él se encarga de sacudir un poco la tendencia de las obras que venían haciendo y propone una comedia, en donde tengan espacio personajes y hechos históricos a través de viajes en el tiempo, una sátira a los clásicos llevada con humor, algo que le falta a quienes viven ya el drama de estar encerrados. La película muestra el estudio, el montaje y la presentación de esta obra única mientras nos cuentan la vida de las personas que se convierten en una familia, quizá no deseada pero que ya estando aquí es mejor tener otra perspectiva de la vida por más complicada que haya sido tanto afuera como dentro de Sing Sing.
Esta es de esas películas que se pueden volver entrañables por cómo nos muestran que por más delincuentes que sean algunas personas no dejan de ser seres humanos, con frustraciones y sensaciones que por lo general no se muestran por el machismo o la necesidad de no verse débil en un ambiente de encierro.
Procesos como la deconstrucción de fobias de los hombres y no tener miedo de mostrarse “más humano” a partir del arte, en este caso el teatro, mandan mensajes muy ilustrativos, además la mayor parte del elenco se interpreta a ellos mismos, es un producto de la vida real llevado literalmente a la pantalla, algo poco visto, ejemplo del éxito de este tipo de proyectos, extraordinaria recomendación para darle un nuevo y mejor sentido a la vida.